sábado, mayo 19, 2007

Nathanael. (de la serie Hombres de vicio)

Estuvo pescando miradas por todo Condado. 1:46am. Los cristales abajo, la samba con lounge superando el volumen de fábrica, el carro brillado con cera, armor all en las gomas, antebrazo y muñeca afuera enseñando el Cartier. Iba despacio, siguiéndole el paso a los gringos que caminaban a solas por las aceras, esperando una sonrisa lasciva, un detente, una cifra, un número de habitación. La noche se le fue en el intento del carro. Casi nunca hay resultados. Pero vuelve. Es imposible que los hombres se resistan a un cuerpo como el suyo. Desde los 19 en el gimnasio. Creatina, proteína, glutamina, Winstrol. Ni un solo vello en la carne, ojitos negros de niño inocente, boca carnosa, la piel nacida del sol. Tres horas después no cae nadie. Vuelve a su casa, abre el portón eléctrico, la madre durmiendo. Se encierra en su cuarto, enciende la laptop, MSN, siempre hay un alguien disponible al otro lado del monitor. Invitación a una conversación con cámara. Le piden que pose. Acepta. Quítate la camisa, enséñame los bíceps, trinca el abdomen, aléjate un poco; quítate el pantalón, déjame verte las nalgas. Al otro lado un cuerpo sin rostro se ordeña el glande con un puño. Arriba, una barriga peluda y cervecera. Abajo, los testículos hinchados colgando en desproporción. Quédate así, no te muevas, ábrete un poco, ahí, quédate así, no te muevas. Pasaron seis minutos. La postura a veces duele. Voltea hacia la laptop. El otro no dijo ni adiós. Cerró la computadora, se miró en el espejo, nunca se explica el placer en lo flácido, cómo sucede el gozo sin una erección. Hizo la última ronda de abdominales y oblicuos. Estaba sudado. Se olió las axilas, apagó la luz y se acostó.

2 comentarios:

Motro dijo...

Nice. Madurez. I like it.

Anónimo dijo...

Me encantó, súper sensual, sombrío, pude ver perfectamente al personaje y lo vacío que está. Me gusta porque el relato dice que la vanidad y superficialidad no siempre reina.