lunes, julio 30, 2007

ahora que hace frío
que el cielo se desploma en agua afuera intensamente
que esta cama y sus sábanas de piel se extienden para el tacto
se supone que aparezcas como invocada por una cita lógica
automática
con tu bonita hambre de poros
mis pequeños picos demenciales como polluelos de pelícano
diestra como siempre en la espesura necesaria
en la dulzura de tus manos de baba
los hilitos de baba
diestra en las bisagras de baba con las que jugamos a las puertas
al gesto del nosotros como casa
a inventarnos padre y madre
de siete generaciones padres y madres nacidas de la lluvia.
como hoy
que los goterones estrellan sus pechos de gorriones en los techos
como yo
a pecho abierto estrellándome contra la soledad
contra el silencio que me insiste
muy a pesar de la precisa distorsión del aguacero
de mis polluelos flacos que empiezan a comerse poco a poco
muy a pesar de que mi puerta única cierra y abre con la facilidad de la ventisca
y tu no llegas
con tu viejo automatismo primerizo que pareció tan lindo
y yo aquí
como una casa sola
perdido en un mapa de piel que empieza a desgastarse hacia lo momia
escribiendo un poemita con tal de darte tiempo
una sencilla excusa
un ejercicio de memorización
con la esperanza ciega de que llegues
salida de ni sabe dios donde

como si este poema de lunes gris durara todo
y al final del verso último

de ti
no hubiera un puto punto
.

viernes, julio 27, 2007

Y entonces me pregunto qué es lo que tú quieres. ¿Un muñequito inagotable de papel higiénico y de trapo, la cama escupida del hombre, el doblez de su palabra o su espalda, el vello púbico mío para tejerte la virilidad que te hace falta; un amigo un hermano un padre un hijo?, dime. Ya he mutado suficiente para ti. Ya he imitado cada uno de los superhéroes. ¿Qué me falta por hacer? ¿Asarme? ¿Tenderme para ti otra vez en un platillo de cerámica? ¿Engordar los huesos aun más para tu fanatismo cerdo por el tuétano, la medula? Guloso. Uno se cansa de tratar hasta el maltrato. Uno se cansa de la carne hasta que rompen los tendones, y el cartílago, y la vena. Ya lo he tratado todo, en serio, dime.
Que todavía puedo más.

martes, julio 17, 2007

Aquello que por lo general llamamos realidad es, por hablar con exactitud, la nada exagerada.
Hugo Ball

miércoles, julio 04, 2007

poema 4

Prometo leerte Manuel frente a la tumba espumosa de un mar ilusionista, teatro de putas, patos y náufragos, leerte rodeado de cuevas, con huracanes sobre mi cabeza, vestido de John de Ángel de Paul de José, los dedos, las manos Manuel, los pies desnudos sobre la piel de la arena; sobre sus vellos púbicos rubios con caracolas deshechas, con tres abanicos de aspas y un bolero cortavenas. Quiero leerte remotamente solo, ser dios, lograr tu voz en mí, ser todo el sin memoria petrificado como una vellonera. Quiero leerte Manuel con todo lo que implique, con toda la presencia del cisne, con la presencia del macho y la pinga, con todo el dolor del tecato plagado de cáncer y sida; leerte mientras polvo, desde esta cama cuneta y mis sirenas.

tríptico del 3 de julio

El norte se me vino encima con todo su peligro de orillas afiladas. Se me hace inevitable no pensarte en esa ruta, imposible no buscarte en cada playa, en cada concha rota, descifrar el horizonte tras la niebla, tener que explicarle a la Nico cómo es posible que le deba el mar a alguien. Y tú, bastante perdido, como siempre. Con tu presencia en fuga y tu a propósito desliz de no saber cómo te pienso, todo el discurso del por qué, la historia esa que se nos dio sin roce alguno; cuatro veces en dos años, todito frente al mar, aprendiendo que la orilla es el rincón más blando. Para llorar, para rotar los dedos, para enterrar los pies y el centro, para llevar al niño y su proyecto de barco.


El norte se me vino encima con todo el azote del salitre, como una bofetada en plena cara que no necesitaba. Mar chiquita fue bonito. El fondo era de piedra, arena blanca y algas delicadas con articulaciones especificas para el humor de la marea. Detrás las peñas, los erizos con su desnudes, los huecos, cada posible cueva del primer orgasmo y otro mar. Hubiera sido genial leer a Manuel Ramos Otero desde su borde, en Manatí, hubiera sido una gran tarde descifrando todos sus recovecos, la posibilidad de revivir sus tardes, tal vez había ido allí. Un muchachito se tiraba de una piedra como un experto clavadista, quizás Manuel había hecho lo mismo, Nicole pensó que era posible, me gustó pensar en él lejos de la poesía.


Compartir la tarde ayer contigo fue entre otras cosas cosernos más aun. Tu llanto y el mío, la realidad de la familia y del amor, reinventarnos de pie frente a lo literario, agarrarnos de manos como un sencillo acto de revolución; tratar de construir poquito a poco el poema 29. Estás perdido. Caminas por la calle del exilio persiguiendo el recuerdo de una niebla. Y al fondo la niebla, el horizonte indescifrable, la querencia de Ánjelamaría, Nina Simone, la arena negra, el día gris de nuevo como una escama de jarea. Y de repente ya no me afectó tu ida, digerir tu adiós de nuevo, saberte alas, intensos pies de viaje, entendí lo de tus adoquines, lo de la casa al final del callejón, todos tus vuelos. Parece que los pájaros han emigrado a las islas, escribió Manuel. Los pájaros emigran a las islas. No es un parece, lo sabemos; es toda una certeza.

1 de julio

nada que celebrar después de esta lagaña.
hoy despertar implica digerir tu adiós de nuevo.
Siempre te vas con el discurso
lo sublime de la ida
haces la lista de gente como tú, los pies de viaje, para que vea
tratas de convencerme
aprieto la almohada y me despido.
Afuera amanece gris plateado, el día es una escama de jarea
los coheteros se disuelven con su protagonismo de héroes míticos
entre el palmar hasta la tarde
sigo en las sábanas
justo contigo empieza el mes del santo.

Ahí tengo mi máscara, el disfraz
el carnaval nos viene encima.

El que me debo ir soy yo
ser ya por fin la media vuelta
hacerme alas, escaparme hacia una tabla rasa
empezar.
Salgo a la calle con la mirada en despedida
invento el rostro triste
los vegigantes me saludan
se paran en el centro de la vía como si yo fuera un turista
no tengo cámara, no quiero cámaras carajo
hoy no me hace gracia lo folklórico
no soy el atractivo del país.