miércoles, diciembre 27, 2006

12.26.2006


de repente creo que no me queda espacio para sentirme solo, que esa queja caducó, que los días me saben diferente. esta tardé recogí mi cuarto, organicé los libros, escuché un poco de musiquita tibia. algo de Elisa y de Nicole no quiere irse. tal vez ese deseo de disfrutarlo todo, esa forma hambrienta de retratar el derredor con la mirada como si la memoria fuera un rollo fotográfico desarmable destinado a algún archivo al que se puede regresar una y otra vez cuando se quiera. releo a Pedro Juan por encimita. sonrío un poco imaginándolas acaloradas con los libros en la mano. miro las fotos de Vieques, de San Juan, del Yunque, del baile ceremonial en la casa de Karina. palpo la palabra bioluminiscencia y la satisfacción detrás de la palabra. tengo la sospecha de que ese pulso fuera de rutina de las últimas semanas se quedará conmigo, que no alzará vuelo, que no irá a ninguna parte; quiero que me haga compañía. preparo mis pinturas, los pinceles, he construido cuerpos mentalmente. pienso en mañana y después de mañana. vuelvo a la plástica, a los colores, a la rugosidad de lienzo, a lo increíble, al lugar sagrado donde nací. volver siempre es volver a la primera vez primera. vuelvo y me alegra. los días me han cambiado. tengo otras vibras, una bicicleta prometedora, tengo en la guillotina de los parpados el cielo más cielo que he visto, entre las manos un ojo de agua en donde se juntan mis dos mares, en la planta de los pies la intensidad de los tambores. algo de Elisa y de Nicole no quiere irse. insisto. yo sé qué no se irá.

lunes, diciembre 25, 2006

Vieques: extractos de viaje

1.
vuelvo a estas playas volviendo a aquella vez. volver siempre es volver a la primera vez primera.

2.
esta isla son tus bordes; inevitables a la hora siempre del recuerdo, a la hora de mis noches de escápulas con hambre, hambrientas de esa temperatura de la palabra antes, hambrientas de la palabra tú, del verbo tú (porque hace poco comprendí que eres un verbo), hambrientas de la palabra ti y de silencio.
3.
hay cosas que nos tejen a los dos. aun tú con tus escapes cifrados, los torbellinos susodichos que te encantan (de los que no sabes salir). hay cosas que nos atan más allá de la palabra, cosas dolorosas que nunca han sido compartidas; puentes de nostalgia envarillandonos la carne, puentes de ayeres que huelen siempre a mar, puentes de vidrio destinados al implote, puentes de siempre recorridos que cruzan un océano simétrico entre nos.

Vieques: desechos radioactivos

martes, diciembre 19, 2006

12/18/06

caminé lo suficiente como para darme cuenta que esta nostalgia de siempre no lleva un nombre propio, que esta nostalgia ha sido siempre la culpa desta soledad que va conmigo en la entrepiel. caminando quise una comparsa de pasos cerca, algo que me acompañara, que evitara este buscar en las miradas una muestra-calida-fugaz que me reviva un poco, que me obligue a deshacerme de la idea de que fui alguna vez y que a la vez no he sido. días como hoy tengo ganas de arrancarme la piel y tenderme en carne viva a la espera de un abrazo. yo sé de abrazos que han vestido a gente para siempre. yo sé que hay mil abrazos ropa nueva. yo sé que si me quito la piel muero. yo sé que soy cobarde, un egoísta, te juro que yo sé. y que trato aunque me duele, pero nunca lo consigo.

lunes, diciembre 18, 2006

Lluvia circular

nada permanece en el todo de la vida
si en el sueño perece una paloma
y al despertar no encuentro sus despojos.
Lluvia circular, Pastor de Moya


nada permanece igual en la memoria.
todo discurre junto al agua en los cristales azotados por la lluvia.
nada acontece para siempre en la mirada.
todo fallece en el degolle obligatorio de los parpados.

miércoles, diciembre 13, 2006

12.12.06

la noche fue extraña. bastantes emociones en una trampa de tiempo. yo y mis nostalgias todavía goteando a pesar de tantas risas juntas, mis mujeres de letras goteando las suyas a pesar de tanta libertad. puede ser por el vino y por la yerba, pero anoche sentí que estaba de frente a una vitrina sin cristal.

martes, diciembre 12, 2006

en picada

seguir./ no./ basta./ seguir cargado de tus mundos, de países, de ciudades/ de tus tantas muchedumbres reprimidas; aullidos/ cubierto de climas, de estaciones nórdicas siempre invernales, de hemisferios contrarios/ seguir entre telarañas de sepulcros y horóscopos amparados en planetas concientes/ seguir del dolor al dolor, en picada; del enigma al enigma, en caída libre/ del dolor de la piedra al dolor de la planta porque todo es dolor/ dolor de una batalla incomprensible perdida/ y dolor,/ miedo,/ dolor con rabia/ de ser/ o no haber sido.

viernes, diciembre 08, 2006

12.08.06

hoy es el primer día de estas vacaciones meritorias. me levanté hace dos horas. no me he lavado la boca todavía, pero escribo. la playa sería un buen inicio, pienso. un poco de sol, sal en la boca, escarcha de arena en el cuerpo. claro, un poco egoísta de mi parte si recuerdo la conversación de esta mañana con Nicole. <<hace un frío de pinga. de pinga no. las pingas son calientes. un frío de hielo. está a veinte grados y con el viento se siente a dos. me estoy muriendo Xavier. me imagino, le dije. o no, no me lo imagino. nunca he estao en un frío desos.>> un espacio entre medio. <<Acho, pues note pierdes de un carajo. Acho, pues que bueno.>>

decidido. voy a la playa. Karina no coge el teléfono pero como quiera voy. el salitre siempre me hace bien. caminar por la playa, descubrir pequeñas pertenencias entre maderos atlánticos escupidos en la orilla, jugar con los cobitos en la palma de la mano, suspirar, detener la mirada y medir la velocidad de cada nube sobre la cabeza de la isla. quiero que la playa sea parte de mi agenda navideña. quiero, también, una bicicleta vieja para pedalear lo más que pueda desde Loíza hasta el casco de San Juan. quiero visitas en mi casa, hacerle comida a mis amigos, hablar, beber coquito, crear, elucubrar próximas piezas. quiero pintar en todos lados, escribir poesía en las libretas que he acumulado, dejar que el par de personajes que tengo en la nuca cobren vida, tatuarme un laberinto rojo en el brazo derecho, enamorarme, aunque suene rosadito, de alguien que no imponga restricciones. quiero muchas cosas. escribo.

empiezo hoy.

sábado, diciembre 02, 2006

9WHQZ2452 (1ra versión)

tenia la cabeza adentro de la horca. es que me pareció chistosísimo el detalle; una soga para ahorcarse, con nudo incluido, colgando del techo del lado del pasajero. tenía la cabeza adentro de la horca pero Karina no me dejó. quítate eso. imagínate que frene de cantazo y tu tengas la soga puesta. ni en broma. Prendió el motor. desistí.

íbamos de camino a Parentela. el ex-novio de Karina es parte del elenco de la obra. yo iba porque Pepe me invitó, por que la obra fue escrita por Pepe. Karen, por su parte, iba secuestrada. la sacamos sin permiso de la lectura de cuentos del taller de Mayra. Hola. ¿qué haces? vamos a janguear. tenemos planificado ir a Parentela, después vamos a discotequear. me limité a sonreír. Karen aceptó. fue demasiado fácil convencerla.

yo no había pensado mi noche con ninguna de las dos. estaba indeciso entre ir a la lectura de cuentos o a la obra. sin embargo, me encontré con Karina, de casualidad, en la biblioteca. me invitó a un par de cervezas en El Refugio, después al Vidy’s. llamamos a Karen y listo. me pareció buena idea volver a estar juntos los tres. la ultima noche que estuvimos los tres juntos, que fue la primera, la pasamos cabrón. La casa de Karina tiene cierto encanto, muchas vibras, fue bonito improvisar, pintar, hacer cadáveres exquisitos, leer a Manuel Ramos Otero en el techo, que a la vez es la terraza.

buscamos a Karen en Taller Cé. decidimos guiar en carros separados hasta la Calle Loíza. el plan era dejar los carros en la casa de Karina e irnos en un solo carro. antes de bajarme de mi carro me di cuenta quel piso estaba inundado, que por alguna extraña circunstancia que desconozco toda la alfombra debajo del freno y la gasolina estaba mojada.

después meti la cabeza adentro de la horca.

la guagua de Karina es algo así como un universo. una mezcla neo-hippie entre galería rodante, muro publico para el graffiti, barra, nidito de amor. me obligaron a sacar la cabeza de la soga. hablamos de algo que no recuerdo durante medio minuto. medio minuto después vino el silencio. una chica embarazada se comió la luz. no paró. chocamos de frente. fue perdida total. media hora después llamé a Nicole. le dije que no me había puesto el cinturón, que si no me llego a agarrar de la horca quizás mi frente hubiera roto el cristal. Karina, que se preguntó mil veces por qué carajos nosotros tres, convencida de que había algo mítico y sobrenatural en el asunto, se resistió a pensar qué hubiera pasado si yo no hubiera sacado la cabeza de la horca. Karen, sólo quería que nos bajáramos. los air bags explotaron. la guagua había quedado transversal en el centro de la intersección. poco después me dijo que yo le advertí a Karina en el momento mismo en que la chica se acercaba sin frenar. no sé. en ese momento todo fue silencio. y agua. porque por alguna extraña razón los tres salimos de la guagua con la ropa mojada. la luz todavía estaba verde para nosotros. era evidente que la chica se había comido la luz roja. horita hablé con Karen. me dijo que le duele la espalda y que no sabe por qué, pero el piso de su guagua, la alfombra bajo el freno y la gasolina, estaba, también, mojada.