sábado, enero 16, 2010

Solidaridad de pronto es esto

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Comida enlatada para los que sobrevivieron. El radiomaratón, el telemaratón improvisado, el esfuerzo de juntar agua embotellada, el circuito inacabable de noticias. Reporteros con voz cruda calculando cifras, esperando imágenes. Camarógrafos empedernidos en resignificarle al mundo la esperanza, enfocando todas las miradas posibles, todas las rasgaduras, todas las extremidades rojas y negras blanqueadas por el polvo o por las gasas.

Solidaridad de pronto es esto. CNN en español reportando sin parar. CNN en ingles reportando ininterrumpidamente. Telemundo con corresponsal puertorriqueño en Puerto Príncipe. Los $100,000,000 de Barack Obama y el avión cargado de asistencia china y perros. El gobernador de Puerto Rico debajo de un paraguas en el estadio de pelota pidiéndole al pueblo por Haití. La epidemióloga del estado exhortándole a nuestros rescatistas no olvidar el repelente de mosquitos. Mi madre sentada frente al televisor igual que el día de las torres gemelas. Mi vecinita preguntándome antes de abrir la puerta de mi casa si me enteré del terremoto.

Hace meses atrás leí en un periódico local que en Haití comen pica. Se trata de un desesperado remedio llena-estómago: galletas hechas de una mezcla de barro seco amarillo, sal y grasa vegetal que se deshace tan pronto se toca con la lengua. Un periodista que se atrevió a probarlas señaló que una vez ingeridas, y por horas, dejan un desagradable sabor a tierra y cosa fétida. Y que cuestan. Las galletas de barro son más baratas que cualquier otra comida, pero muchos haitianos siquiera tienen dinero para comprarlas.

De ese día recuerdo poco; salvo los ay bendito y el asco dibujado en algunas bocas según leía. Entonces, y otra vez, volví a resentir la ignorancia, ese dejo generalizado de olvidar por ratos nuestro dónde, nuestras verdaderas distancias, nuestras cercanías.

Ahora esto. Un estimado de más de 100,000 muertos. Desolación encima de la desolación, el caos sobre el caos, la emergencia en el lugar de la emergencia. De pronto la noticia del temblor superpuesta a aquel artículo sobre pobreza, malnutrición, desnutrición severa; sobre el hambre y los dolores intestinales que provocan las galletas de arcilla por contener toxinas potencialmente mortales y parásitos. La noticia del temblor no puede olvidarse con un cambio de página. Cuatro días y lo mismo.

Para los medios es la noticia perfecta (no necesariamente por los muertos). Y eso jode.

La noticia del temblor es la noticia del país que necesita diplomacia y un despliegue de héroes. Es la noticia del país, exótico país de la injusticia, la violencia y el desorden al que no se ha entrado nunca como se ha entrado ahora. La noticia del temblor es la noticia del temblor en el país hoy oportuno y siempre castigado, al que le ha llegado el tiempo, todos los ojos y todos los rescatistas. País, en mayúsculas, vaya País, origen del Caribe, acusado de ser la maldición, el encierro de la peste, condenado a la soledad por su “humillante” triunfo.

Hace meses atrás aquí nadie miró hacia el oeste. Nada de gestas maratónicas ni recolectas. Sólo fó y ay bendito. Pero CNN vende bien la guía de lo que debemos, del cómo debemos, del cuándo debemos mirar humanamente; así, Humanamente. Tal vez por eso en la cocina de mi casa hay una bolsa reservada para colaborar. Tal vez por eso ahora escribo. Ahora y no antes. Porque para muchos Haití existe desde hace cuatro días. Aquí al lado. A pocas millas de distancia, o al otro lado del televisor. Muy cerca.

Solidaridad es esto. Decir, colectivamente: Haití, País vecino, hermanos nuestros, ay bendito. Pero con otra entonación, con la tristeza encima sobrecargada de imágenes, con el recuerdo de la foto de portada de la mujer muerta con su hijo muerto en la barriga; con la voz en la conciencia del corresponsal diciendo a punto de llorar que no ha visto nada parecido.

Ciertamente el Caribe no ha visto nada parecido. Nuestro hemisferio nunca ha visto nada como esto. El mundo nunca ha visto nada como esto.

Nunca tantas cámaras en la calles de Haití. Nunca el mundo caminando sus calles. Nunca Haití le interesó tanto al mundo.

Haití nos necesita solidarios. Cierto. Por ello, por lo otro y por más me solidarizo, comparto la tragedia, pero también me abochorno.

Solidaridad ahora es esto. El después y el resultado del paquete vendido, de la cobertura noticiosa, de las imágenes vía satélite que no quisimos ver nunca; del país que nunca interesó.

Desde hace cuatro días Haití entre escombros, bajo escombros.

Hasta hace cuatro días, Haití y sus escombros. Haití viviendo desde siempre los escombros, como escombro. Del mundo. Por culpa de aquel antiguo imperio. En parte, también, por culpa del mundo.

Ahora esto. El amigo llamando para decirme que quiere irse a ayudar a Haití en la primera oportunidad que tenga. Las tropas militares y sus helicópteros destacados en el medio del Caribe repartiendo galletas vitamínicas pero no arroz ni granos, ni nada de la canasta básica del pueblo. La bandera estadounidense ondeando en un campamento humanitario de abastecimiento y sueño. Los países que no aparecen en la cima de las listas desfilando frente al lente buscando aparecer en las noticias de actualidad del mundo. Entre todo ello, la gente caminando como hormigas cargando lo que pueden, las inmensas filas, la espera, los altares vuduistas en las calles pidiendo la reencarnación.

Busco la definición de solidaridad en Google y el primer enlace dice, “la solidaridad es la espera”. No sé el contexto en que la definieron como tal, pero no importa. No abro el enlace, cierro la página y espero. Pienso en la reencarnación y creo, en general, que quizás todo se trata de esperar para ver qué reencarna. Orden, pueblo, país, Caribe, mundo, historia.

Por lo pronto, CNN sigue transmitiendo. La vicepresidenta estadounidense ha tocado suelo haitiano y el mapa del satélite la sitúa con un punto rojo entre Cuba y Venezuela. Hace unos minutos un periodista señaló que hoy en muchas calles del país, mitad de isla, todos intentaban una rutina nueva. Dijo que ya se ven vendedores de ropa y comida. El detalle radica en encontrar con qué comprar.

Pienso en las galletas de barro detenidamente. Trato de imaginar el sabor. Pero me interrumpen.
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Mi madre me pregunta si puedo comprar una caja de agua embotellada. Y contesto que sí, sin pensarlo.

lunes, enero 04, 2010

Festival de la palabra de San Juan de Puerto Rico


"Palabras para un Nuevo Mundo: Ciberespacio, Imagen y Literatura"

Del 5 al 9 de mayo de 2010.

Un festival literario que nace como espacio de encuentro intercultural en torno a la literatura y al mundo del libro. Sus objetivos son el fomento de la lectura y de la cultura del libro y de la palabra, y la constitución de un punto de diálogo entre las culturas latinoamericanas y de Estados Unidos (bien necesario en estos tiempos), y entre éstas y las literaturas europeas, particularmente aquellas de origen latino.

CHARLAS MAGISTRALES POR:
Luis Rafael Sánchez (Puerto Rico)
Maryse Condé (Martinica)
Junot Díaz (US/República Dominicana)
Alfredo Bryce Echenique (Perú)
Gioconda Belli (Nicaragua)

ESPAÑA
Rosa Montero
José Ovejero
José Manuel Fajardo
Juana Salambert
Eduardo Lago

ESTADOS UNIDOS
Dan Shapiro
Ernesto Quiñonez
Willie Perdomo
Flaco Navaja
Esmeralda Santiago
Luz María Umpierre

FRANCIA
Delphine de Vigan
Patrick de Ville
Oliver Rolin

HAITÍ
Evelyne Trouillot

REPÚBLICA DOMINICANA
Rey Andújar
Aurora Arias

CUBA
Karla Suárez
Leonardo Padura
Juan Carlos Santiesteban

VENEZUELA
Gustavo Guerrero

NICARAGUA
Gioconda Belli
Sergio Ramírez

COLOMBIA
Santiago Gamboa
Antonio García Angel
Mario Mendoza
Pilar Quintana

MÉXICO
Carmen Boullosa
Jorge Volpi
Paco Ignacio Taibo II
Cristina Rivera Garza
Antonio Sarabia
Elmer Mendoza

CHILE
Malú Urriola
Luis Sepúlveda

ARGENTINA
Pedro Mairal
Mempo Giardinelli
Elsa Osorio
Martín Caparrós

PERÚ
Iván Thays
Fernando Iwasaki
Mario Bellatin
Santiago Roncagliolo

BOLIVIA
Edmundo Paz-Soldán

ECUADOR
Maria Gabriela Alemán

BRASIL
Adriana Lisboa

PUERTO RICO
Daisy Sánchez
Etnairis Rivera
Mayra Montero
Mayra Santos-Febres
Magali García Ramis
Victor Hernández Cruz
Marithelma Costa
Moisés Agosto
Abniel Marat
Ana Maria Fuster
Sofía Cardona
Rafah Acevedo
Nicole Cecilia
Daniel Torres
Xavier Varcárcel
Larry Lafountain
Mairym Cruz Bernal
Tere Dávila
Mara Pastor
Mara Negrón
Yolanda Arroyo
Guillermo Rebollo Gil
Edgardo Rodriguez Juliá
Juan Antonio Ramos
Ché Meléndez

Infantil/Juvenil
Tina Casanova
Georgina Lázaro
Tere Marichal
José Ignacio Valenzuela (Chile)


Mayra Santos Febres
Directora del Festival

José Manuel Fajardo
Coordinador de programación

http://www.festivaldelapalabra.net/