martes, diciembre 23, 2008

Tiempo y espacio

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En esta primera edición de "TIEMPO y ESPACIO: El Documental" (presentado por Agentes Catalíticos), damos comienzo, a modo de introducción y prólogo, a nuestro camino hacia la publicación de la segunda edición de la revista (TimeSpace), disponible a partir de finales de febrero '09.

Se merece mencionar que el primer capítulo del documental, "Prelude No. 2 in C Minor", es un homenaje al filme canadiense "Thirty Two Short Films About Glenn Gould" (véase YouTube).

Música de Intro:"Paper planes" por M.I.A

Música de 1er Capítulo:"Well Tempered Clavier: Prelude No. 2 in C Minor" por J.S. Bach interpretado por Glenn Gould

*Cada martes aparecerá un nuevo capítulo.

domingo, diciembre 21, 2008

Ahogado en mierda

Nada cambia. Hoy también desperté borracho y harto de mí mismo y preferí la calle. Estar aquí encerrado no hace bien. Mucho menos si ello implica estar acorralado por todos los álbumes de fotos sobre las mil y una historias posibles que he dejado a medias. Anoche bebí, igual que las últimas cuatro noches. Sólo que ayer no paré hasta sentir el caldo de la bilis entrando en la cerveza y un ardor que yo supongo era en el hígado y un frío sobre el frío de la noche anticipando el protagonismo de una madrugada de diarrea. Quizás beber ayer tuvo que ver con la necesidad de celebrar la primera noche enchaquetado de mi vida. Claro, eso pese a los dilemas de todas las nostalgias pendejas que se adhieren, como si uno fuera un velcro, cuando no para de llover y se está solo no queriendo. Con respecto a las tres noches anteriores, no tengo ni puta idea de qué celebré ni como llegué a casa. Lo que es un hecho es que mi despertar después de todas ha sido lo mismo.
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Anoche Fui a El Ansia. Quería que el cierre de la noche fuera escuchar a Frankie Ruiz y a Tito Rojas sentado justo frente a la boca de la vellonera. Belén no me reconoció y no sé si por la ropa, pero a la rápida soltó un Ave María, y luego, ¿Un vaso de leche a final de noche para esta vieja osteoporósica? Me tiró un beso de lejitos y opté por no decirle nada. Además yo estaba vestido de negro y no de blanco. No sé. Sonrió y batió los ojos y se acomodó la rosa plástica crecida en el moño rubio falso de sesentona que quiere aparentar ser de cuarenta. Seguido, escribió la nota al calce señalando que aquello no había sido insinuación sino un piropo de los lindos. Me cobró $2.14 por una cerveza calientísima y siguió la cosa preguntándome qué celebraba, si la noche andaba muerta y en Calle Loíza no había ni un dominicano afuera. Entonces empezó a mapear y a cantar En aquel viejo motel y yo la acompañé con cierto desenfreno. Un tipo sentado dos sillas a mi izquierda alzó la vista tratando de enfocarme y dijo algo que no me pareció parte del coro. Seguro era dominicano y estaba borracho como yo, menos vestido, pero igual de harto.
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-Coño Belén, esta cerveza está caliente chica, cámbiamela por otra.
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Dijo que estaba muy bonito pero que no estuviera por la calle ni solo ni borracho, que me fuera a mi casa, que por allí nada de nada, que a la una iba a cerrar la barra.
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-Papito lindo, tú ya abriste la cerveza y no te la puedo cambiar porque entonces es pérdida y me dejas dos problemas, porque por un lado me descuadras el inventario y por el otro me obligas a beber y tú bien sabes que a estas horas yo no bebo, mi cielo.
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La miré por un momento como tratando de enfocar también pero no pude. No sé nada de la vida. Miré el reloj y faltaban dieciocho para la una. Me acordé del viaje a México y de las muñecas desnudas de la gente en la ciudad. Después dejé caer el reloj a propósito como un detalle meritorio pero tonto. Y canté. Cuando acabó la última de mis canciones puse la cerveza todavía entera sobre la barra y dejé un beso en el aire. Lloviznaba. Lo último que vi fue a Belén soltando el mapo para beberse la Medalla en un vaso con hielo y al tipo tambaleante agachándose por mi reloj. No sé cómo salté de ahí al matre de mi cama. Tampoco recuerdo cuándo vomité toda mi chaqueta nueva ni cuándo llené el inodoro de mierda hasta el embarre.

Hoy desperté aturdido en la esquina favorita de mi cama donde lloraba cuando niño. Por suerte anoche todos se quedaron fuera y no había nadie en casa. Limpié y prendí inciensos. Después un caldo de gallina fresca con recao y papas, una ducha con agua caliente y salir al Laundry.

-Me dijeron claramente que no puede lavarse en maquina convencional.
-Cierto, dijo él, la dejas en buenas manos. Y disculpa que te pregunte hermano, pero ¿Esto es vómito? Lo miré fijamente y contesté que sí. Ah bueno, pues no te preocupes que esto sale.
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Hizo la anotación, completó la orden y estiró la mano. Se llama Pablito y es albino, hijo de un Jaime que todo el mundo conoce en el área menos yo. Antes de salir me quedé viendo el humo de las planchas industriales fragmentado por la luz que se colaba entre ventanas. Algo de aquello me recordó los viejos domingos por la mañana en los que mi mamá, enamorada, planchaba la ropa semanal de mi papá. Su arte de hacer filos. La manera en que sudaba y se recogía el pelo en cola. Los huecos vacíos en el closet que iban llenándose a paso lento en una rutina deliciosa que a veces extraño. Tenía dolor de cabeza. Me puse las gafas y salí.

De camino a casa me dio el antojo de comida china y me estacioné para comprar una combinación de Pepper steak con sólo papas. Luego Pablito apareció en los chinos y me enganchó a una conversación que empezó porque él también pidió lo mismo. Era su hora de almuerzo. Entre orden y orden y las combinaciones de nosotros que estaban haciendo en China, me contó de una clienta que le dejó también ropa de gala, como si mi chaqueta fuera de gala, y que infartó hace dos meses. Que la única hija de la difunta está en Wisconsin, que siempre fue una rebelde y no la quiso, que si vino al funeral que organizó una tía y luego desapareció como si nada.
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-Ahora la Hermana tampoco aparece y no hay quien pague ni saque la ropa.
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Mientras contaba, desplegaba su cara de consternación. Me quedé en silencio.
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-Debe ser triste, fue lo único que me salió decirle. Luego le pregunté que qué se hace en esos casos y me dijo que ni idea, pero que tal vez venderían la ropa o la donarían a una iglesia. Entonces me desesperé muerto de hambre y tuve que hacer guardia frente a la cajera hasta que mi combinación salió. Poco después intenté decirle adiós, estiré la mano y quedé con él en recoger lo mío el lunes por la tarde.
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-El lunes por la tarde mi papá decide qué haremos con la ropa, dijo. Quizás la veas allí enganchada. Ropa elegante la de la vieja. Me pregunto con qué la habrán vestido para el funeral. Y Se quedó en blanco.
-Bueno, quizás la velaron desnuda, le dije. El no entendió mi querer armar relajo y seguí. Como estamos en el Caribe y en crisis pues no hubiera sido mala idea. Además preferiría ir a un velorio en el que falte ropa y no el muerto. Tú sabes, esos casos en los que sólo encuentran orejas o piernas, y abrí los ojos muy macabro.
-Sí sí. Yo sé. Me añadió. Anoche descuartizaron a una en Aguadilla.
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Después habló de un tipo de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados que cayó en un tanque gigante de mierda y no quise escucharle.
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-Se batió y se batió y se batió hasta que se hizo cantos. ¿Te imaginas? Alzó la voz enérgico y el macabro fue él. ¿Morirse ahogado en un tanque de mierda?
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Miré a mi alrededor y todos los clientes escuchaban afirmando. No sabía. Pensé en el inodoro embarrado y en mi muerte. Todo apestaba. Afuera empezó a estrellarse el cielo en lluvia y me volvió la nausea. En realidad yo nunca he visto un muerto. Tampoco iría a un funeral. Busqué las llaves del carro en mi bolsillo y me quité las gafas.

F

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distancia es un músculo que tensa
cuando tu ausencia cobra protagonismo
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sábado, diciembre 20, 2008

Poco concurrido el “Pantera Party ”

Por Carmen Arroyo Colón
Periódico El Nuevo Día, sábado 20 de diciembre de 2008
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Un hombre vestido de negro que bailaba y cantaba fue bautizado con el mote del felino que se alega medorea por Caimito
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Algunos viajaron desde Orlando, Ponce y Rincón. Pero, lo cierto es que no fueron muchos. Quizás las esporádicas lluvias que pasaron por Caimito o el miedo a la “pantera” ahuyentaron a los que confirmaron que irían a la fiesta en honor a este felino.
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Pero el casi medio centenar de asistentes al “Pantera Party” gozaron de lo lindo. Este “bembé” fue organizado por los jóvenes Jorge Albino y Luis Rosario a través de la red social “facebook”. La mayoría de los que fueron a la fiesta eran amigos de los organizadores, quienes no viven en Caimito.
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Al ritmo de bachata, salsa y hasta música de mariachis transcurrió la fiesta en el Colmado el Mirador.

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El felino, protagonista de la actividad, no hizo acto de presencia. En su lugar, estaba un hombre que fue nombrado como “Javier: la pantera negra”. Vestido todo de negro con pantalón corto, camisa transparente como una malla y chancletas de goma, el hombre se pasó toda la velada tocando unas maracas y cantando “ahí viene la pantera de Caimito”.
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En ocasiones gritaba “la pantera tiene hambre, se comió un caballo y una oveja”. Esto ocurría dentro del Colmado El Mirador, escenario de la fiesta, mientras, afuera se mantenían los organizadores del evento y sus amigos, en su mayoría eran todos de entre 25 y 30 años de edad. Hombres y mujeres vestían mahones y camisa. Muy pocos optaron por el color “negro pantera”.
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“Ya la pantera llegó hasta Orlando”, dijo Ranier Valentín quien vino el sábado desde La Florida para asistir a la fiesta. Aseguró que en esa ciudad la noticia de la pantera se ha regado “como una epidemia” entre la comunidad puertorriqueña.
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El ambiente era de alegría y muchos tenían la esperanza de que “la homenajeada” apareciera porque lo menos que le tenía era miedo.
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Uno de esos valientes era José Álamo. “¿A esta hora quién va a tenerle miedo? Y después de par de cervezas”, señaló muerto de la risa el joven que andaba acompañado de su novia colombiana Clara Pulido.
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“A mí lo más que me llama la atención, más que la pantera, es que los puertorriqueños tienen esa costumbre de que cualquier cosita es motivo para hacer fiesta y eso me encanta”, destacó Pulido quien estaba vestida con una falda mahón corta, una camisa y sandalias.
Los vecinos del área también dijeron presente. Alice Dana, maestra de preescolar, de 33 años, aseguró que la pantera le ha ocasionado daños porque su hijo de 11 años está en estado de crisis. Contó que el menor anda con un bate para arriba y para abajo.
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“Yo me lo vacilo (a su hijo)”, dijo la mujer quien compartía con el bayamonés Jesús Sánchez, quien se expresó impactado porque creía que la gente de Montehiedra “sólo jangueaba en ‘moles’ y en aire acondicionado” y no en chinchorros. Esta pareja esperaba que después de unos cuantos tragos “saliera la pantera”.
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La actividad transcurrió como una reunión de amigos que se fotografiaban a cada rato y se tomaban unos palitos. Hablaban de la pantera y se cuestionaban su existencia. Pero la mayoría cree que el felino existe y que anda suelto. Otros criticaban al Gobierno por perder dinero haciendo “shows” para cerrar su término con broche de oro. No faltó el experto que hizo su disertación sobre el reino animal. “Las panteras no existen. Eso son 'black leopard'', expuso Diego Flores residente de Caimito. “Yo veo 'Animal Planet'”, dijo acto seguido para enfatizar que ese canal de televisión era su fuente de información. Este hombre estaba acompañado por un amigo que no quería identificarse. “Él vio la pantera”, decía Flores y el amigo lo negaba haciendo un gesto con la cabeza. “Él se abochorna decirlo”, agregaba el hombre. Según Flores las autoridades le han hecho caso al testimonio de un doctor que alega haber visto la pantera, pero a otros vecinos del lugar no. “Es porque no tienen estatus social”, agregaba Flores arrancando carcajadas de otros hombres que lo escuchaban. u amigo quien en un principio negó haber visto la pantera, finalmente dijo que no era una, sino dos y que estaban en poder de su dueño.
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Mientras el debate continuaba, la música seguía y “Javier: la pantera negra” seguía cantando porque creía que la fiesta era en su honor.
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La historia de la pantera comenzó el 28 de noviembre cuando un vecino de Caimito denunció que un animal había devorado a su ovejita “Fugaz”. Desde entonces el Departamento de Recursos Naturales ha buscado al animal con perros cazadores, carnadas, trampas y un pelotón de hombres.
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vea el articulo y la fotogalería desde su fuente original pulsando:
http://www.elnuevodia.com/diario/noticia/puertoricohoy/noticias/poco_concurrido_el_pantera_party_/507844 *las fotos fueron tomadas de la misma fuente y pertenecen a Rosario Fernández Steeve

martes, diciembre 16, 2008

PEN CLUB DE PUERTO RICO ANUNCIA EL FALLO DE SU CERTAMEN LITERARIO Y ANUNCIA LA CEREMONIA DE PREMIACION A LOS MEJORES LIBROS PUBLICADOS EN EL 2007

El PEN Club de Puerto Rico y su nueva junta presidida por la poeta Mairym Cruz- Bernall tiene el honor de anunciar el fallo de su Certamen Literario Anual, en esta ocasión para las Mejores Publicaciones Puertorriqueñas del 2007. La junta del PEN Club, tanto como sus vocales, se abstuvo de enviar sus libros a este certamen, tampoco participaron como miembros del jurado, para conservar la imagen prestigiosa de la organización.
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Se consideraron las categorías de Novela, Cuento, Ensayo, Poesía, Teatro y Literatura Infantil/Juvenil, entre más de sesenta libros recibidos. Unos veinte libros fueron premiados por su calidad literaria, creatividad, originalidad, todas ya marcan un lugar de excelencia en la historia de la literatura puertorriqueña-universal.
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La actividad de premiación se celebrará el Viernes 19 de diciembre de 2008, a las 6:30 P.M. en la Sala de Facultad (edificio Baralt) de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce, Puerto Rico.
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Algunos de los autores premiados en las diversas categorías son:
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Juan Antonio Ramos
Maribel T. Suárez
Carmen Valle
Rey Andújar
Marta Aponte Alsina
Tina Casanova
Wanda Cosme
Norma Salazar
Mercédes López-Baralt
Zoe Jiménez Corretjer
Rafael Franco Steeves
Gary Morales
Abdiel Echevarría
Iván Figueroa Luciano
Javier Ávila
Myrna Estrella Pérez
Julio García
Luis Daniel Estrada
Lowell Fiet
Daisy Sánchez
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Durante la actividad de premiación se dará la lectura de los laudos, y estos autores conocerán los premios que les han sido otorgados, además se darán a conocer los títulos de sus libros. Los miembros de los diversos jurados, todos personas altamente capacitadas y de prestigio intelectual, se develarán en esta ceremonia.
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Instamos a toda la comunidad a que asista y respalde este magno evento donde el PEN de Puerto Rico celebra y agasaja las letras puertorriqueñas.
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Mairym Cruz-Bernall,Presidenta
Emilio del Carril, Vicepresidente
Elsa Tio, Tesorera
Ana María Fuster, Secretaria
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Info:
787.307.4066 (Ana María Fuster)
787.645.9533 (Mairym Cruz-Bernall)

domingo, diciembre 14, 2008

Tyger. Inspirado por el poema de William Blake

Seva vive


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Lo importante no es si Seva existió o no existió, si es ficción o realidad, sino que la gente creyó la historia de Seva y que para algunos la verdadera historia es lo que la gente cree que es la historia. Seva, el cuento de Luís López Nieves que causó revuelo al publicarse en el semanario Claridad el 23 de diciembre de 1983, ahora vuelve a crear ronchas en el país como base del documental Seva vive, del joven director Francisco Serrano. El documental puertorriqueño, que es el primero estrenado en la isla en una sala de cine comercial, abre un debate intenso sobre el rol de la literatura y la historia, qué y quienes son los historiadores, los escritores y los puertorriqueños, y pone en foco la forma en que se ha construido la historia de la isla y de nosotros como pueblo (sobre todo, los hechos de la invasión norteamericana en 1898 y su efecto) a partir de mitos, versiones e intensiones.

En Seva, López Nieves narra que, en esencia, la invasión norteamericana de Puerto Rico no fue el 25 de julio de 1898 como dice la historia oficial, sino que realmente fue dos meses antes, en mayo, pero que fracasó porque los puertorriqueños se levantaron y detuvieron la invasión primera. Luego, el cuento señala que los norteamericanos enviaron refuerzos y que el 25 de julio lanzaron una segunda invasión, que finalmente tuvo éxito gracias a la traición de varios puertorriqueños. Seva, el pueblo en el que se levantaron, fue desaparecido por completo en un inexplicable acto de genocidio. Se dice que sobre lo que era el pueblo construyeron Roosevelt Road, la inmensa base militar estadounidense en Ceiba, que cesó operaciones hace poco más de dos años como parte también de los procesos desencadenados a partir de la salida de la marina estadounidense de la isla municipio de Vieques.


Este documental, yo digo que deliciosamente peligroso, crea ronchas nuevamente porque pone sobre la mesa, y en tela de juicio, con evidencias, pietajes históricos originales, efectos especiales y documentos, la veracidad de la historia puertorriqueña que nos han hecho creer. Quizás su logro es traer al contexto presente, ahora en formato cinematográfico, teniendo en cuenta la accesibilidad y la difusión masiva que trae el medio, el revuelo que causó el cuento de Lopez Nieves hace 25 años atrás, la discusión de lo que han hecho de nosotros los historiadores y cuánto de la historia que se escribe burla u omite la realidad. De la misma forma da paso a creer que la historia metida en la ficción literaria también puede ser posible y válida. Al fin y al cabo, si nos hicieron creer que la invasión más que invasión fue un encuentro amistoso sin resistencia y lo creímos, ¿por qué no podemos creer también, y tal vez mejor, en una invasión fallida y en una épica de resistencia patriótica; si a fin de cuentas la historia de por si no es objetiva, está subyugada por quien la escribe y su raíz etimológica, cuando se define como construcción de-, parte también de la ficción al recrearse?


Sobre la publicación de Seva en 1983, López Nieves escribe*, “desató una reacción en cadena insospechada. Numerosos historiadores llamaron a Claridad indagando por más detalles. El cuadro telefónico del semanario se congestionó debido a las miles de personas que llamaban para pedir más información. Canales de televisión, radio y prensa empezaron a indagar sobre los “descubrimientos”. Agencias noticiosas prepararon extensos reportes para consumo internacional. Se organizaron comités de ciudadanos para buscar las ruinas de Seva y a don Ignacio Martínez, el único sobreviviente de la “Masacre de Seva”. Letreros de “¡Seva Vive!” comenzaron a aparecer en las paredes del país y frente a las bases militares. El propio Gobernador llamó al superintendente de la policía para ordenarle que averiguara sobre el paradero del Dr. Víctor Cabañas, protagonista de Seva, quien obviamente es un personaje de ficción. Es decir, el país se conmovió ante la noticia de que los norteamericanos habían masacrado a un pueblo entero en el 1898, y reaccionó en forma airada”.

Ahora Seva ha vuelto ha revivir, y hay supuestas fosas comunes halladas en los terrenos de la Base militar en Ceiba que evidencian, según el documental. Hoy la sala de cine estaba llena y al final la gente aplaudió, tal vez porque lo que se intenta también defender en el subtexto es el derecho nacional de tener esa historia soñada; y entiéndase por sueño lo que quiera entenderse.

Yo digo que nos merecemos una historia en la que por fin exista algo más trascendental y revolcón que pequeñas resistencias, aunque hay que aceptar que esas pequeñas resistencias a veces son las poderosas. Punto. Que Seva vive es altamente recomendable. Lo único que me preocupa es que el documental no haya trascendido a todas las salas de cine del pais, sino que sólo se esté presentando en una; Fine Arts Café, el cine más caro de Puerto Rico, favorito de la clase dominante, por no decir cine personal y antojo del banquero más prominente de la isla. Ojala lo vean todos. Ojala el mensaje llegue.


* fragmento tomado de "El corazón de López Nieves o el revés de la Historia (IV)", Por Rafael Grillo

http://www.ciudadseva.com/obra/2007/02/19feb07/19feb07.htm

jueves, diciembre 11, 2008

Esas bromelias pegadas al reloj

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Ayer estuve en la lectura del taller de cuentos de Mayra Santos-Febres y una chica a la que no le pregunté el nombre, así como tampoco le dije que su cuento me había tocado, puso su dedo en la llaguita última de mi viaje a México. Quizás fue la mención de todos los olores, las quesadillas, las salsas, la teoría del color en cada esquina. Quizás fue que ella también entró descalza a la selva, que también se enamoró de las aguas verdes y los fondos de arcilla, de los niños que salían al pasó entre la timidez y el curioseo. El cuento era sobre un viaje, sobre tres meses de mochila metida en la cultura mexicana y el roce punzante de todas las convivencias; era sobre fotografía, un poco de coleccionismo botánico, un hombre y la sierra. Mi madre el otro día preguntó si estuve en México realmente y preferí no decir nada. Pero estuve. Yo lo sé. Y subí a la cima de la historia, a dos pirámides, pero se me olvidó gritar. En realidad no quise decirle a nadie que estaba espantado porque el choque con el otro y ver la isla desde afuera era incrustarme una óptica de faltas, de carencias, para mi vuelo de regreso. Y quizás eso. En el cuento de ayer alguien también volvió de la fascinación porque sabía que debía aunque reconociera diferencias de abundancia entre la piedra de sol y "este mico de isla" (como dice Rebollo). En una parte le oí decir, "me regreso a mis playas, al poquito", y la entendí perfectamente. Ella también, igual que yo, quería hacer desde el poquito.
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Pese a toda la verdad, la cotidianidad acá tiene sus tonos; lo ordinario a veces magia. Regresar y preferir estar aquí no tiene que ver con conformismo, tiene que ver con preferirlo. El regreso no es sinónimo de cobardía. La semana pasada me fui sólo a Dominica cuatro días y confirmé que no podría vivir en otro sitio. Entonces escribí que ser isleño no es cerrarse al mundo y mucho menos obligarse al límite del agua; que serlo para mí tiene ver con saber vivir al borde de las cosas queriendo vivir las cosas aunque se esté siempre en el borde.

(En México también pensé en el borde y en nosotros en una exposición de arte chicano.
Y entonces vi la costura del muro y entendí que nosotros también somos frontera.)
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En México y en Dominica había gente que quería conocer el mundo aunque el mundo fuera aquello que tenían. En México la inmensidad. En Dominica una plantación gigante de naranjas brillando todos los atardeceres, la rutina olorosa del tueste de cacao, saber buscar el barro negro para los pies de las orquídeas chicas. En un puerto de Roseau todos los peces de colores, todas las tripas estirándose a las moscas. Mucha gente linda con olor a sangre y mierda esperando la llegada de más barcos. Entonces sobre el horizonte los mismos aviones que en mi playa, volando en otra dirección, y la nostalgia confusa de la orilla; el no saber si es mejor en otro lado. Pero también había gente que amaba estar allí. Entre las moscas, sudando sobre la brea, vendiendo frijoles pintos en el piso de un mercado, o cempasúchil. Yo nunca pregunté. Pero siempre hay contestación en las miradas fijas y detrás de los bostezos.

Hoy hice las recapitulaciones de ambos viajes, vi todas las fotos que no he querido enseñarle a nadie, las libretas en las que quise escribir pero no pude hasta que me dejé en la cama de un cerro con pirámide a la que nunca subí. Ahora las faltas de la isla, las carencias, empiezan a abrirse pegadas al reloj como aquellas bromelias de Morne Trois Pitons y Micos. Vuelvo a la playa, a los tapones, a los centros comerciales, a buscar trabajo. La mirada no es la misma y tengo muchas cosas que decir que no me salen. Tal vez tenga que construirlas. Y no precisamente con palabras.

Soy más plátano que maíz. No supe su nombre. Pero así se llama el cuento.

lunes, diciembre 01, 2008

no hay nadie en los balcones
que me mire en la comparsa de la noche
vistiendo de civil la anatomía del peligro
el cuerpo militar del pueblo que no sabe que marcha
o frena
entre pedal y la parada
por la crisis
repitiéndose como un ciclo de agua
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nadie se asoma a plaudirme
y no quiero volver el cuello
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la calle va vacía
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nada sueña