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Miro el país desde este lado del cristal, miro por el cristal a mi familia y siento con urgencia que ya es hora de redefinir todas las cosas. Familia, por ejemplo, puede ser un domingo caluroso guiando por el norte en un carro de los ochenta en dirección hacia la plaza de la revolución. La resolana de la tarde invadiendo el silencio meritorio del junte. Mi madre, mi padrastro y yo haciendo las pases que no pudimos hacer en ocho años. Mi padre como una idea vieja, gota de lluvia seca ya en el retrovisor, como una coordenada paralela que no tiene presencia según mi cifra de cervezas. País, igual, puede ser los nuevos 7,816 desempleados detenidos en plena autopista, en el mismo tapón, un domingo por la tarde. Un tipo que se decide a los lazos familiares, todavía no desempleado pero casi, pensando en la revolución porque acabó de comprar con tarjeta de crédito un hilo con una bandera de Lares. Madre y padrastro discutiendo una guía familiar que apareció en el periódico para enfrentar la crisis. Yo vigilando la aguja de la gasolina del carro de los ochenta, porque por viejo gasta menos, con el terror del que se sabe a punto de quedarse inevitablemente en medio de un tapón histórico, aunque la tarde, en el fondo, suene a puro bolero.
1 comentario:
Y otra tarde cualquiera pienso en los 7 mil y pico que mencionaste(ademas de mirar la gasolina en mi carro que por ser nuevo se supone que gaste menos) y vuelvo a pensar en que no me gusta mi trabajo. Que tendre que ingeniarmelas un poco mas para poder dejar esta rutina pesada y gris, si algun dia lo encuentro posible.
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