viernes, junio 06, 2008

Víctimas de abuso y discrimen racial

jueves 5 de junio de 2008
Firuzeh Shokooh Valle / Primera Hora

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Infundir miedo, aterrorizar, desnudar y registrar a un maestro en plena calle, insultar con epítetos de “negro sucio” o “cucaracha”, golpear a una persona con daño cerebral severo, asediar, pegarles a estudiantes que quieren ir a la escuela, disparar por la espalda.

No, no es Ruanda durante el genocidio, ni Darfur hoy día. Tampoco es Irak o Afganistán, por mencionar algunos escenarios de guerra. Cada una de estas palabras forman parte de testimonios de residentes de Villa Cañona II en Loíza, Puerto Rico.

Los residentes de Villa Cañona —una comunidad pobre y negra—, tuvieron la oportunidad ayer de ofrecer sus testimonios sobre el discrimen, el racismo, la brutalidad policiaca, la marginación y el abandono de su comunidad ante el relator especial de las Naciones Unidas sobre Racismo, Discrimen Racial, Xenofobia e Intolerancia, Doudou Diéne. Diéne está en Puerto Rico investigando denuncias de abuso policiaco y violaciones de derechos humanos contra personas negras, confinadas y sin techo que incluirá en un informe que presentará ante la ONU.

En el centro comunal de Villa Cañona II —fundada en tierras ocupadas en la década de 1980, unos años después de Villa Cañona I—, residentes de esta comunidad asistieron a la vista pública, organizada por la ONU con la sección local de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), para denunciar los atropellos constantes de la Policía que, según sus testimonios, los mantienen en un estado de terror.

Una madre clama justicia

Evelyn Rivera Colón no tiene tranquilidad desde que el 30 de mayo del 2007 varios agentes enmascarados y con las placas cubiertas agredieron a su hijo de 16 años con pepper spray y cuando ella lo defendió, también la rociaron. Ambos requirieron atención médica. En agosto del mismo año, varios agentes agredieron a su hijo con retardación mental —tiene 24 años, pero la edad mental de un niño de cinco— mientras corría bicicleta.

Y tan cerca como en marzo pasado, un contingente de agentes lo acorraló, lo persiguió y le pegó en sus partes privadas. Le desgarraron la camisa que llevaba puesta, camisa que Evelyn muestra como prueba del abuso.

Quiero que se haga justicia, no sólo por mis hijos, sino por Puerto Rico. Villa Cañona ha sido el lugar más abusado”, dijo Evelyn con la voz cortada por la emoción.

El maestro José Ramón Cuadra relató a este diario que en julio pasado, cuando unos 200 agentes asediaron y ocuparon la comunidad, lo golpearon y lo desnudaron en la calle cuando fue a buscar a dos estudiantes para que fueran a la escuela. Los estudiantes también fueron agredidos.

También nos decían ‘negros’, ‘negros sucios’, nos decían ‘la Policía manda en este barrio’, y ‘este barrio es basura’”, recuerda Cuadra, quien fue despedido de la escuela loiceña en la que se dedicó a prevenir y combatir la deserción escolar.

El presidente del Comité Pro Desarrollo Villa Cañona, Rafael Rivera, también denunció la persecución y el racismo de las autoridades.

Nuestra comunidad no necesita ser discriminada, no necesita ser señalada, no necesita ser sitiada, no necesita ser ocupada. Necesita respeto”, dijo ayer ante la mirada de niños que se acercaron al centro comunal donde sus familiares, padres y vecinos intentan construir una comunidad en la que algún día sus hijos puedan vivir en paz.

La “poeta de Villa Cañona”, Marta Tapia Peñaloza, escribió el himno de la comunidad, cuya última estrofa dice: “Pero les digo con voz que clama/esto es un pueblo que se levanta/y to' lo que Dios creó en el alba/lo hizo a su imagen y semejanza/y Villa Cañona aquí se levanta”.

1 comentario:

Plasmando en el silencio dijo...

¿Dónde quedó La Justicia...?