martes, febrero 06, 2007

6.2.07

estoy acostado sobre la arena de la playa. las yolitas de los pescadores son blancas, amarillas, rojas, azules y lilas. sin embargo, prevalecen los azules, que son los que simbolizan la piedad junto a los más elevados sentimientos y que, además, sientan muy bien con la piel de las mujeres negras.

a estas horas, cuando la mayoría de los turistas duermen la siesta después de estar la mañana entera tragándose el orín y el cloro de las piscinas, se me ocurren cosas lindas. imagino, por ejemplo, que el mar es del color amarillo de las luces de Van Gogh y pienso al sol desde debajo de las aguas como un pequeño carrusel dadá con corceles incendiados al azar del movimiento. imagino la tibieza y el sabor medio dulzón y yo nadando lento, con los ojos abiertos como los de un pez piedra o alguna rana amazónica primitiva que sólo ha aprendido a mirar. luego me falta el aire y comprendo que no vale la pena pensar en cosas como esas. resulta siempre más sensato aceptar las cosas como son, el mar azul, y no soñar cositas tontas. sobre todo en tardes como ésta, en plena canícula, cuando me cuesta tanto trabajo alzar la ceja, o mover un dedo, o escribir.

4 comentarios:

Karina Claudio dijo...

xavier, te extraño, si extrañar es un verbo posible ne tu vocabulario...

Anónimo dijo...

hola amigo, espero q todo te vaya bien,
me fui en el viaje de arquitectura y he abandonado las letras, creeme extraño todo esto, avisame si se está reuniendo el grupo de escritores
un abrazo desde aca

Anónimo dijo...

dice cosas muchas veces, pero igual me conmovió mucho. quise estar en esa orilla dando vueltas contigo en ese carrusel de sol. te extraño mucho.

Malva Marina dijo...

ME LO IMAGINE... ME TOCO'

SALUDOS, MALVA MARINA