jueves, noviembre 24, 2011

7

No sé si dormimos
pero cuando nos levantamos
el cuerpo había adoptado ya
la forma olvidada de un hastío conveniente.

De pronto, nos habían vuelto desechos de un negocio estratégico
sacado de una manga abarrotada de técnicas de ablandamiento.

Sugerían solidaridad adentro de un pilón;

en los televisores otra vez que fuésemos
gente de fe en los machaques:

que engulléramos cartas
que concentráramos las energías para calmar a inversionistas
bonistas, agencias crediticias
que entendiéramos la equivalencia entre cuatrienio y presente
los refuerzos de seguridad, el protocolo
dicho con una entonación
intento de hipnotismo.

Pero fue un estirón del quicio hasta el quiebre
despertar.

Pero éramos también entre cartón y rejas.

Estaban sucias las postales, irrumpía el polvo
volvieron a sentirse los aviones.

Sabíamos que no bastaban las banderas amarillas en las calles
el viejo bulto del sudor para la lucha
el vuelo fantástico de un huevo
soñar el porvenir en las escuelas
convocar al colectivo a una palabra en singular
que fuese el sentido una oruga bajo el sol de mediodía.

No bastaban las nalgas en el centro de las vías
arrodillar los helicópteros, las camisetas rojas
hacer de las capuchas origamis
marchar para las fotos
graffiti en la carátula del patrimonio.

Porque el poder igual que el globo
es un dedo en la tecla de Delete
al que le basta asomarse ante las cámaras

poner sin pestañeos cara de circunstancia
repetir hasta fundirse en la ronquera de la excusa
alegando maquilladamente insomnio
tristeza con corbata.

Sin conmoverse; sin ablandar su grado cero.

Aún así
mandíbulas de rabia, preámbulo de golpe
intestino en distorsión, sabíamos
habíamos llegado a la esperanza.

Estábamos cerca.
Fue la época de El plan.
Habíamos llegado como una época de mariposas.

Íbamos a la montaña a ver el mar, al fondo
el refugio que haríamos
los vegetales, las frutas, la tierra
a mirarnos con las flores.

Lo cierto es que estuvimos a punto
pero todo nosotros no pudo.

Algo pasó con nosotros
que todo nosotros escapó.

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