miércoles, abril 08, 2009

Poemario a cuatro manos


Por Tatiana Pérez Rivera
El Nuevo Día, Cultura. Martes 7 de abril de 2009.
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Un anzuelo con palabras lanzaron Ángel Antonio Ruiz y Xavier Valcárcel al inagotable y caprichoso mar de lectores. La carnada es atractiva, catorce poemas en que los estilos creativos de ambos se fusionan para contar historias en una aventura que se rige por el juego y la complicidad.
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Escribir a cuatro manos conlleva enamorarse de la poesía del otro”, asegura Ruiz sobre el trabajo creado entre diciembre y enero, “escribir pensando en el estilo del otro para que se fundan ambas personalidades literarias hasta crear una en común. Los poemas no dicen quién los escribió y hasta nosotros mismos nos hemos confundido”.
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El proyecto editorial lo titularon “Anzuelos y carnadas” y se presentará oficialmente este miércoles 8, a las 7:00 p.m., en el jardín del Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras.
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Abniel Marat lo presentará y, para mantener en secreto el autor de cada texto, un grupo de poetas hará las lecturas de éstos. Confirmaron su participación Rey Emmanuel Andújar, Jocelyn Pimentel, Mayda Colón, Karen Sevilla, Rafah Acevedo y Elidio La Torre Lagares.


Ambos escribimos los poemas por separado”, asegura, de otra parte, Valcárcel, “los juntes fueron para leernos, aprender y fusionar -intencionalmente- nuestros estilos. Igual, nos reunimos para editarnos y darle estructura a la idea del libro en términos de diseño. Pero nos alejamos del mito del gran secreto del escritor”.
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Editamos palabra por palabra. Fue un proceso rápido e intenso”, describe Ruiz, quien nació en el 1979. “Si tú eres celoso con tu trabajo, atreverse a fundirlo con el de otra persona es porque hay admiración. Yo no lo hubiera escrito con otra persona, fue una buena combinación
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Valcárcel, autor del poemario “Cama Onda”, coincide, y agrega que además deben estar presentes elementos como la disposición “y tener algo que decir”. “El tema es importante, nosotros teníamos muchas cosas que decir”, insiste el escritor nacido en el 1985 que además es artista.
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Concebido en su génesis como un texto de contenido homoerótico, Ruiz manifiesta que el mismo “cambió de rumbo y tomó el que el libro exigía”.
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Las piezas poéticas recibieron encantadas el erotismo, el miedo, la violencia, el sexo, la carnalidad, la trampa, el masoquismo y los círculos viciosos.
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Organizo lecturas de poemas y narrativa breve de tema gay en el evento HomoErótica”, expone Ruiz. “En febrero 13 realizamos uno en el Viejo San Juan y fue tremendo, había como sesenta personas y leyeron poetas de distintas generaciones como Abniel (Marat) o Moisés Agosto. Allí presentamos este poemario para exponerlo al público y la retroalimentación fue bien buena”.
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UNA EXCUSA
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Sería incorrecto despachar el poemario como “literatura gay”, advierte Ruiz, quien en el 2005 fue finalista del Certamen de Poesía Olga Nolla que auspicia este diario por una versión de su primer libro “Esclamo”.
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No me gustaría ponerle un sello”, puntualiza Ruiz, “se entiende que lo escribió un hombre pero toca temas más trascendentales. He recibido emails de personas que no son gay diciéndome que los poemas les han tocado”.
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Sin duda hay imágenes homoeróticas”, acota Valcárcel, “pero hay muchas otras cosas igual de importantes como el detalle de la pérdida, el vacío, la muerte y el dolor que están ahí”.
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La necesidad mutua del anzuelo y la carnada para ser efectivos es la gran protagonista temática.
Independientes no funcionan. Ésa es la excusa básica, pero el concepto no se trabajó de manera literal. No es ‘yo soy el anzuelito y tú la carnadita, vamos a buscar el pez". "Se habla del juego que se juega a nivel político, social y religioso”, propone Ruiz, quien estudia una maestría en Gestión y Administración Cultural en la UPR.
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La pesca es parte de la cultura caribeña, una actividad del prototipo macho caribeño, así que desde ahí nos interesaba construir la masculinidad o reinventarla a través de la actividad poética. Todos los poemas se armaron a partir de la pesca”, propone Valcárcel.
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El trabajo en dúo podría repetirse. Aunque no hay propuestas concretas, la intención está presente.
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No tengo reparos”, acepta Valcárcel, “no es la primera vez que se hace un poemario a cuatro manos pero hay que querer hacerlo. Resultaron cosas interesantes de construir un cuerpo poético pensando en el otro y poniendo sobre la mesa las palabras para trabajarlas”.
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A la hora de escribir nos alejamos de la idea romántica de escribir un poema”, opina Ruiz, “hay que hacer que la poesía suene natural pero detrás de eso hay todo un andamiaje. En ese sentido fue un proceso bien bonito. Es un desdoblamiento emocionalmente fuerte y peligroso”.
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El poemario, trabajado a manera de libro objeto, se ha editado de manera independiente y está disponible en las librerías Mágica e Isla.

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