lunes, abril 21, 2008

Delay

Sólo sé que estábamos en el apartamento de Kryztal, comiendo pizza y bizcocho de chocolate, con leche y cerveza, y que después guiamos hasta la calle del cuido del Colegio San Vicente y que fumamos turneándonos también una varita de incienso para perfumar el carro. Después no sé cómo carajos pasó, o qué pasó, pero la realidad se convirtió en index cards que iba pasando cada cuatro segundos.

Era incapaz de retener las perspectivas espaciales.

Yo era una cámara rotando alrededor de ti, como un satélite. Después la barra azul incandescente, mis dedos brillando lindísimo, la servilleta blanco glow demasiado psicodélica. Y me llamaste, yo estaba escribiendo sobre el tope de la barra con bastante gracia y miedo mi incapacidad de retener, o construir, la coherencia. Bebimos shots de algo que no supe. Me había preparado entonces para desaparecer contigo, hasta tu cama de cuarto piso, es que la luna estaba exacta, y desaparecimos.

No podía guiar. El presente era un destiempo conflictivo. Demasiado preocupante no poder lograr la cordura, reaccionar al segundo último cuatro segundos después y no saber lo que ocurría mientras tanto. Escribí interín, pero las palabras comenzaron a sonar maldichas. Entonces estuvimos bajo algún semáforo, besándonos bonito, y yo en la lentitud de no saber qué estaba haciendo. Atrás Kryztal y el novio flaco, y Fefa, y el muchacho de Arába que parece maya. Te seguí besando y te esquivaba besos, ráfagas cortando todo, el ojo izquierdo parpadeando, y no me acuerdo lo que dije hasta cruzar Condado. Luego la escalera del Parque del indio y sus tres filos.

El parque estaba lleno. Lo dijiste desde antes y de lejos, sin embargo nunca me di cuenta. Creo que pregunté que si nunca habías pensado que cuando te acuestas a dormir dejas cosas despiertas. Tú durmiendo y el mundo moviéndose; en tu casa el sueño, en el jardín canciones de cuna y ruido.

Así estaba yo, en una casa contigo. Y toda esa gente allí, demasiado siluetas, basurita creo que te dije, haciendo un ruido bastante parecido al silencio. Es que el silencio suena. Y tú dijiste siente. Y cruzamos la calle. Y quería irme contigo. Y me llevaste de vuelta a la calle del cuido porque me estaba orinando y el portón del cuido era perfecto.

Me dejaste en mi carro. Guié. La noche fue un largometraje de edición bastante pobre. Hablamos. Y yo me fui hasta mi cuarto de casa terrera. Cruzando el mundo, los aviones alzando vuelo en el aeropuerto, luna llena en el retrovisor derecho. Es que quería tocarte. Colgar la piel en tu perchero. O darme un poco. O perder de una forma diferente a la que siempre pierdo.

2 comentarios:

sauldadá dijo...

pretty good, pretty neat

Mara Pastor dijo...

hermosura. qué transito. me puse muy nerviosa en pal de partes. y al final me quede tan tranquila, uff.