viernes, mayo 30, 2008

Birmania. O la verdad que nunca llega

Xavier Valcárcel y Don E. Walicek
Especial para En Rojo.
Periódico Claridad. 28 de mayo al 4 de junio de 2008.

El ciclón Nargis devastó a Birmania (país del sureste asiático conocido también como Myanmar) el 4 mayo de 2008. Desde entonces, la crisis ha empeorado. A partir de las primeras cifras, el número de muertos se ha multiplicado por diez, hoy rondando los 75,000; los riesgos por hambre y enfermedades sumados a la escasez de recursos y atención médica siguen en aumento superando cualquier predicción (hoy llegando a 2,000,000); a mucha de la ayuda internacional se le ha negado su entrada al país, y la poca ayuda que ha entrado ha sido dirigida a poblaciones específicas que no son necesariamente las más necesitadas; además, los medios internacionales han desvirtuado la realidad de una crisis que no nació a partir del paso del ciclón, ignorando, por ejemplo, que por décadas el régimen militar no ha cesado sus campañas de genocidio y desplazamiento forzado en contra de las minorías étnicas cuyas naciones delimitan al país.

Birmania está constituido por dos áreas geográficas: el Valle Irrawaddy, y una herradura de montañas y colinas que encierran el valle central. La mayor parte de su economía está basada en la agricultura, teniendo el arroz como producto principal. Mientras la tala de árboles (especialmente la teca) y la industria minera, características de la zona montañosa, contribuyen también a la economía, su extracción fortalece al gobierno militar actual y aumenta el nivel de miseria y violencia entre las poblaciones dominadas. Esta situación se ha complicado debido a la presencia de corporaciones internacionales como Chevron y Mitsubishi, que han formado alianzas con el Consejo Estatal para la Restauración de la Ley y el Orden (SLORC por sus siglas en inglés), violando, igual que sus aliados, los derechos humanos básicos de los habitantes, e ignorando las súplicas urgentes de los líderes de grupos que luchan diariamente por la restauración de la democracia.

Su diversa población podría dividirse en dos categorías generales: la población del llano, que constituye la mayoría birmanesa, y las minorías étnicas que han vivido tradicionalmente en las colinas. Mientras los birmaneses del llano son budistas y hablantes del birmano, la gran mayoría de los que han tenido las colinas como sus tierras natales, son cristianos, musulmanes y animistas que tienen como lengua materna alguna(s) de las distintas lenguas regionales.

Por más de 15 años Birmania ha sido virtualmente paralizada por confl ictos de todo tipo. Dos de los conflictos más trascendentales fueron la persecución y aniquilación de la Liga Nacional para la Democracia (NLD, por sus siglas en inglés), y varias guerras civiles realizadas no sólo en contra del régimen militar dominante, sino también entre las minorías étnicas. En 1990, la líder Daw Aung Suu Kyi (presidenta del NLD) fue electa con más del 80% del voto popular, recibiendo 396 de los 485 votos de los representantes de gobierno escogidos por el pueblo. Aunque el resultado, para aquel entonces, fue reconocido por el gobierno imperante del país, por la ONU y varios observadores internacionales, Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1991, ha sido sometida repetidamente a arresto domiciliario y se le ha negado, a punta de violencia, el derecho a la toma de un poder que ganó democráticamente.

Las guerras civiles en las que las minorías étnicas participan están íntimamente relacionadas con el colonialismo inglés (en parte, por su salida irresponsable), el intento de estas minorías por su autodeterminación, y la violencia del cuerpo militar (cometido en general por los regimientos del SLORC). Y es que el cuerpo militar birmano se ha enfocado en la eliminación de etnias marginadas que se resisten a asimilarse, en la quema de pueblos enteros y la reubicación de los sobrevivientes, su explotación para la labor forzada, y la extracción masiva de recursos naturales valiosos.

Hoy día, miles de personas han huido y logrado refugio, limitado, en otros países, generalmente dejando atrás seres queridos y propiedades. En 1991, como se explica en el libro Burma Behind the Mask de Jan Donkers y Minka Mijhuis, más de 260,000 personas del grupo musulmán Rohingyas escaparon a Bangladesh en respuesta a la explotación por labor forzada, las ejecuciones y el constante abuso físico. Sus tierras fueron confiscadas por el SLORC y concedidas a los budistas, quienes fueron relocalizados en la región. En otro caso, una considerable cantidad de miembros del Estado de Karenni (que son diferentes de los Karen), un estado geo-político compuesto por varios subgrupos del grupo Karenni (aproximadamente 35,000) han logrado cruzar a pie la frontera selvática para llegar a Tailandia. Ellos han compartido historias personales en las que detallan lo que significa la ocupación de sus pueblos por tropas del SLORC: el cierre sistemático de escuelas, el asesinato “indiscriminado” de los líderes de sus comunidades, la violación de mujeres por los soldados del régimen, prostitución involuntaria, confiscación de tierras, y la construcción de nuevas autopistas. Al llegar a Tailandia, la Organización de las Naciones Unidas reconoce a los individuos no como refugiados sino como emigrantes por causas económicas. Los campamentos de los Karenni refugiados en Tailandia han existido por más de 15 años. Aunque son provisionales, están sobrepoblados, y en algún sentido funcionan como jaulas, les proveen a los refugiados su nutrición básica, servicios médicos, y educación. A pocos kilómetros de la frontera con Birmania se ha establecido un gobierno en exilio (definido históricamente como Estado Karenni), con varios partidos políticos y numerosas organizaciones de base comunitaria exitosa. Estas incluyen una cooperativa de mujeres tejedoras, una organización estudiantil, y grupos encargados de organizar los equipos de asistencia que regresan al país en un intento por brindar ayuda a las personas y familias enteras, que todavía sufren los abusos del SLORC. El colonialismo inglés en Birmania por 100 años y su posterior ida (que dejó el poder de un país ingobernable a la deriva), las elecciones de 1988, sumada a la muerte de 3,000 estudiantes universitarios y miembros de la NLD, recrudecieron el asunto. La persecución étnica se ha mantenido hasta hoy, incluso luego del paso del ciclón Nargis.

Daw Aung Suu Kyi, otros miembros del NLD encarcelados y otros miles de refugiados se superan pese a grandes obstáculos. En las palabras de un hombre Karenni, “Quiero que sepan de nuestras dificultades y cómo los dictadores nos reprimen, pero es más importante que sepan que no nos hemos rendido y que podemos hacer muchas cosas. Hacemos muchas cosas mientras atacan nuestra gente. Fundamos escuelas, manejamos clínicas y organizamos misiones de alivio. Sembramos campos destruidos y reconstruimos nuestras casas”.

Xavier Valcárcel es estudiante de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, y Don E. Walicek es estudiante doctoral en el Programa de Estudios Caribeños en la misma institución.

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el final que no aparece dice:
Birmania no ha sido sólo victima de un ciclón, pero llegó un ciclón que devastó y reclamó protagonismo. Aung Suu Kyii alguna vez dijo: “la verdad vendrá algún día."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Here's another version of the will.i.am election video in Spanish for the Puerto Rico Primary, podemosconobama.com. Pass it to your Boricua folks.

M. Valcarcel dijo...

qExcelente tu colaboración, como te decía esta mañana entre excusas por desconocer tanto de ti que eres tan próximo. Y todavía inexcusable te lo decía a la distancia inmediata del teléfono. Metes a uno en el ojo del ciclón. Aprecio la claridad con que dibujas el complejo mecanismo global de aquellos vientos. Claro, yo apuesto por la develadura coescrita por la naturaleza y las natividades alzadas...
La sangre me llama a tu poesía, pero la sangre es un río lento. La voy a aligerar con café y luego te cuento(violando géneros). UN ABRAZO