miércoles, noviembre 21, 2007

Último poema épico

el héroe perfecto
se sale de la regla
perpetua
del segundo anterior y posterior.

no soy un héroe perfecto.
no quisiera estar a solas como ahora
sentado en esta mecedora ante el espejo
escupiendo un poema épico sobre mi relación cordial conmigo
distraído como estoy en el terror de verme usado
mirándome en el fondo de mí mismo
tensando esta cuerda amarrada en sus extremos al fondo de los dos
aturdido, queriendo acariciarme la mirada como obligándome a llorar
haciendo el inventario de cada pliegue de sábana
pagando torpezas de números
gente que amé y que no quise
mi olvido de fechas y mi afán de jugar.

sucede que conmigo a solas me maltrato
aunque suelo llevarme al cine cada jueves, al mar para tocar un fondo
me compro chocolates, flores antorchas, me masturbo
veo porno brasileño delicioso
me estrello entre otras piernas para llenarle la barriga al hombre que crecí.
a veces me tiro fotos sonriendo para inventarme feliz
para tenerme, entre otros lados, en la mesita de noche
también a veces me huelo el sudor hasta beberme
y me corto las uñas de las manos y los pies
con una sutileza pasional que me confunde .

pero esas son pequeñas excepciones a mi regla

cada vez que estoy a solas y me siento aquí y afuera llueve
me empujo al desespero de los niños en la calle
después de haber corrido por las escorrentías
de empujarse los unos a los otros en los charcos
de verle la costura al agua que baja por las cunetas
después de descubrir que sonrieron siempre jugando en mierda pura.

pasa que me maltrato porque se me hace inevitable
porque me da la gana
como las lluvias tristes que caen sin anunciarse previamente
y entran por las goteras mojando cualquier intimidad.
porque me obligo al espejo y me doy cuenta
por mi culpa la soledad plagió mi rostro
dibujandose a si misma atada a un sillon
acompañada de un perro mudo.
que por mi culpa siempre que estoy conmigo lloro.

busco el llanto hasta arrancarme los ojos
sin medida ni cuidado
con hastío
con costumbre
como dice la Volonteri
con una vocación sentida
por la lágrima
.
y entonces se me ocurre lacerarme
cortarme sólo los dedos índices y los pulgares
para no escribir jamás ese poema épico sobre mi decepción de hombre
que revele que soy yo el destinatario de mis cartas
el victimario de mi victima
el buzón donde llegó la rabia
volví a olvidar las fechas.

pero si escribo este poema es para matarlo
para tener presente que ya escribí lo que no quise
no vuelve a pasar

no quiero advertir sobre mi relación conmigo
ni escribir tratando de lograr el Pizarnik
o cualquiera de esos gestos arquetípicos suicidas de la década de los setenta.

en fin
quiero un poema épico para aburrirme de esta relación conmigo mismo
tal vez para matarla a tiros
para sentir este dolor a la merced de mí
para buscarme otra relación que no me obligue
a decirme días como hoy ante el espejo:
No lo logramos Xavier.
Pero podríamos haber sido felices.

1 comentario:

Mara Pastor dijo...

derrota dulce de la épica y sus antónimos. qué búsqueda si no la del hombre en su garganta?